Elvis Presley

Aunque el debate es eterno, generaciones de fans han situado el año cero del rock and roll en 1954, cuando Elvis Presley grabó “That’s All Right” en Memphis, un prodigioso chispazo de apenas dos minutos en el que pasa un blues de Arthur Crudup por el tamiz country y lo convierte en una declaración de rebeldía universal. Como sus siguientes sencillos para Sun Records, el sello del visionario Sam Phillips, la canción mezclaba los ritmos afroamericanos y la pulsión sexual del blues con el fervor del góspel y el espíritu rural del bluegrass. En poco más de un año, Elvis desató una fiebre adolescente como Estados Unidos nunca había conocido, contribuyó a dotar de identidad a una generación de adolescentes definitivamente alejada de sus progenitores y firmó un contrato sin precedentes con RCA. En 1956 y 1957, ya integrado en el mismo mainstream al que había escandalizado con su icónico movimiento de caderas, alcanzó algunos de sus éxitos más perdurables, de “Heartbreak Hotel” a “All Shook Up”. Los dos siguientes años los pasó casi al completo como soldado raso en una base alemana del ejército estadounidense. A su vuelta, la música que sonaba en la radio ya no era el rock and roll primigenio de sus antiguos compañeros de Sun (Jerry Lee Lewis, Carl Perkins, Johnny Cash), sino nuevos ídolos adolescentes de maneras impecables y tono contenido. Elvis concentró su energía entonces en Hollywood, donde filmó docenas de películas cuyas bandas sonoras hacían veces de álbumes de estudio. Los 60 dejaron canciones tan memorables como “Little Sister”, pero el rockero que había asombrado al mundo no regresó a sus raíces hasta el apoteósico especial televisivo que anunció su vuelta a los escenarios en 1968 y la explosión creativa de la que surgiría el fabuloso From Elvis In Memphis, con éxitos del calibre de “In the Ghetto” y “Suspicious Minds”. Cerca ya de los 40, se embarcó en largas giras y residencias en casinos en las que su voz, prodigiosa hasta el final, y con una de las mejores bandas del negocio, repasaba dos décadas de música americana con fastuoso sentido del espectáculo. Cuando murió en 1977, ya era difícil separar al hombre del mito y la realidad de la leyenda.