Katy Perry

Katheryn Elizabeth Hudson es una artista con muchos y muy diferentes rostros. Puede parecer ingenua y pizpireta, pero tras el candor y la purpurina hay también una mujer fuerte y resolutiva sin miedo a afrontar sus propias contradicciones. Tal y como le comentó a Apple Music en 2019, Katy Perry se mueve por instinto, sin preocuparse demasiado por nada, salvo lo que se trae entre manos en cada momento. “Hablo sobre la alegría y el empoderamiento”, aseguraba. “Trato de expandir mi forma de pensar e intento aprender de las oportunidades que me van surgiendo”. Hija de un matrimonio de pastores pentecostales, creció escuchando góspel y publicó su álbum debut homónimo en 2001 con una discográfica cristiana. El rumbo de su carrera dio un giro radical cuando descubrió el poderío, la extravagancia y la ambigua picardía de Queen, banda a la que homenajearía años después bautizando uno de sus perfumes como “Killer Queen”. Su enorme creatividad y su inagotable curiosidad la llevaron a flirtear con el dance, las baladas, el pop-rock de corte clásico o la música electrónica en trabajos como Teenage Dream (2010) o Smile (2020) y a colaborar con figuras como Dr. Luke, Max Martin o benny blanco, aunque sin duda han sido sus propias canciones, su imagen y su confianza en sí misma las que la han convertido en una figura tremendamente inspiradora no solo para infinidad de chicas jóvenes, sino también para una comunidad LGTBIQ+ a la que siempre ha mostrado todo su apoyo.