Combinando un fiero compromiso y un acabado técnico impecable, Krystian Zimerman le brinda una excelencia constante a todo lo que toca. Nacido en Zabrze, Polonia, en 1956, ganó todos los premios disponibles como joven contendiente del Concurso Internacional de Piano Frédéric Chopin en Varsovia en 1975. En su carrera siguieron colaboraciones de alto nivel en discos con directores como Giulini (Chopin), Bernstein (Brahms, Beethoven) y, más tarde, Rattle, incluida una serie de conciertos de Beethoven en vivo y con “distanciamiento social” en 2020. Zimerman siempre ha restringido el número de presentaciones que da y su determinación de evitar una vida de giras corresponde a su limitado calendario de grabaciones. Aunque interpreta una amplia gama de obras, sólo ha grabado en disco una pequeña parte de su repertorio como solista. Sus emocionantes conciertos de Liszt con la Orquesta Sinfónica de Boston y Seiji Ozawa vieron la luz en 1988. Con todo y que en 1994 sus Preludios de Debussy cosecharon grandes elogios, Zimerman mantuvo su postura de no editar nada, hasta que en 2017 publicó un álbum de las últimas sonatas para piano de Schubert. Otras aclamadas grabaciones en concierto incluyen el emotivo Rachmaninoff, de nuevo con Ozawa; y el minuciosamente detallado Chopin con Zimerman dirigiendo una orquesta seleccionada a mano desde el teclado. Aquí, y ocasionalmente en otras interpretaciones, el enfoque de Zimerman en el detalle podría mermar la continuidad de la obra en general; pero en la mayoría de los casos, su intensa concentración la eleva muy por encima de su meticulosidad, confirmando que pocos pianistas poseen una claridad de pensamiento y un tono como el suyo.