Más que una banda al uso, Extremoduro fue en realidad el proyecto personal de Roberto Iniesta, fundador y único miembro fijo de las múltiples encarnaciones que la formación plasentina tuvo desde su nacimiento en 1987 hasta su despedida definitiva en 2019. Tras la disolución de Dosis Letal, su primera banda, el guitarrista y vocalista extremeño se embarcó en la aventura musical que habría de llevarlo a lo más alto del rock español, aunque sus inicios fueron sin duda mucho más modestos. Su primera maqueta le brindó en 1989 la oportunidad de aparecer en el programa televisivo Plastic, lo que sumado a su exitosa participación en un concurso patrocinado por la firma Yamaha le abrió las puertas de la discográfica Avispa. Con ella publicó Rock Transgresivo, álbum que junto a los posteriores Somos Unos Animales (1991) y Deltoya (1992) sentó las bases de un estilo que aunaba punk y rock urbano con unas personalísimas letras cargadas de sexo, drogas y guiños a la poesía de Lorca, Neruda y Machado. Aun sin el respaldo promocional de ningún gran sello, Extremoduro fue acrecentando con cada nuevo lanzamiento su enorme popularidad hasta alcanzar la cima de las listas de ventas españolas con Agila en 1996. Sus siguientes trabajos igualaron e incluso superaron estos excelentes resultados a ambos lados del Atlántico, consolidándola como una de las bandas de rock en español más exitosas e influyentes de las últimas décadas. La dedicación cada vez mayor a los proyectos paralelos del propio Iniesta y de Iñaki “Uoho” Antón, guitarrista y productor de los álbumes más populares del grupo, derivó finalmente en el anuncio de la disolución de Extremoduro en 2019, dejando en el aire una gira de despedida que la crisis del coronavirus acabaría frustrando. Sin embargo, la ausencia de ese merecido broche final no empaña en absoluto una ejemplar trayectoria que ha marcado todo un capítulo del rock facturado en España y que, en cierto modo, sigue viva en los trabajos que Iniesta continúa publicando bajo su nombre.