Las misas de villancicos, que antes eran rígidas y sobrias, cambiaron para siempre gracias a John Rutter. Nacido en Londres en 1945, aprendió las complejidades de la armonía y el contrapunto en la Highgate School (donde sus contemporáneos incluían al también compositor John Tavener y al pianista Howard Shelley). Su lenguaje musical, aunque firmemente asentado en la tradición coral inglesa, está también teñido por su amor a la música francesa de finales del siglo XIX y respaldado por una profunda generosidad de espíritu. Durante las décadas de 1960 y 1970 compuso una serie de piezas navideñas maravillosas, inolvidables al instante y conmovedoras, entre ellas “Shepherd's Pipe Carol”. Los singulares villancicos de Rutter llegaron a un público internacional gracias al director de orquesta David Willcocks, que no sólo los incluyó en el Festival anual de las Nueve Lecciones y Villancicos en el King's College de Cambridge, sino que también comisionó otros, como “Star Carol” y “Christmas Lullaby”, para el coro Bach de Londres. Las composiciones de Rutter, tanto sacras como profanas, resonaron con fuerza en los coros estadounidenses y en su público, dando lugar a otras comisiones como el alegre Gloria y el lanzamiento de su Requiem en Dallas, Texas.