El director italiano se ha distinguido por sus interpretaciones brillantes y viscerales de obras de Zemlinsky anteriormente olvidadas, así como por sus grabaciones de obras de Stravinsky, Schoenberg y Rossini. Nacido en una familia de músicos en Milán, en 1953, Chailly comenzó su carrera como asistente de dirección de Claudio Abbado en La Scala y disfrutó del éxito en la ópera, incluida una grabación de Andrea Chénier con Luciano Pavarotti (1979). Mostrando una preferencia por el repertorio sinfónico, en 1982 se convirtió en director titular de la Orquesta Sinfónica de Radio Berlín. Además de recuperar obras olvidadas, ha reimaginado las obras de compositores tradicionales como Brahms, Mahler, Bruckner y Richard Strauss. En un comienzo, causó controversia su insistencia en que las orquestas venerables abandonaran su sonido distintivo, pero polivalente, para descubrir los colores y estilo de ejecución apropiados para cada pieza. Sin embargo, directores como Simon Rattle y Roger Norrington han seguido su ejemplo. Tras vigorizar con éxito el estilo interpretativo como director musical de la Orquesta Real del Concertgebouw (1988 a 2004) y de la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig (2005 a 2016), pasó a tomar la batuta de la Orquesta del Festival de Lucerna en 2016. Cerró el círculo al convertirse en director musical de La Scala en 2017.