El debut de Big Daddy Kane es uno de los discos más influyentes del hip-hop de finales de los 80. Con un flow que marcó tendencias, el neoyorquino deja la modestia aparte en las pulverizadoras “It’s Not Easy Being Me” y “Ain’t No Half-Steppin”, y aniquila a sus rivales sin esfuerzo aparente en la trepidante “Raw (Remix)”. La producción de Marley Marl crea una electrizante base de ritmos funk y scratching vertiginoso sobre la cual el letrista Kane se desenvuelve a la perfección.