Antes de que Lana Del Rey hubiese lanzado una sola canción de forma oficial, el encantador video viral de “Video Games” ya había atraído a decenas de millones de espectadores. Apenas seis meses después Del Rey lanzó su álbum de debut, Born to Die, repleto de baladas con influencias de hip-hop. La propia Lana escribió y grabó las canciones con el estilo escalofriante propio de quien se ha proclamado la “Nancy Sinatra gángster”. Las seis primeras canciones son suficientes para concederle un lugar en cualquier colección de música moderna junto a ADELE, Amy Winehouse y Erykah Badu. No hay forma de resistirse a estos temas con aires de cine negro, muchos construidos sobre arreglos orquestales y discretos samples vocales que recuerdan a las producciones de Kanye West. La voz ronca de Del Rey, que impregna el espacio a su alrededor como una nube de humo, es la de una gélida mujer fatal cuyo corazón roto deja rastros de fraseos rítmicos a su paso.