En 2012 Passenger demostró con All the Little Lights que estaba un escalón por encima de los demás cantautores confesionales que forman la escena del folk-pop británico. El cantante, compositor y hombre orquesta Mike Rosenberg ofrecía juegos de palabras refinados, un afilado sentido del humor y una voz irresistiblemente arenosa. Whispers es una prueba más de su potencial, su talento y la frescura de su perspectiva. “Coins in a Fountain” abre el álbum con un guiño a la fusión folk de Richard Thompson (delicadas guitarras acústicas, cello y armonías exuberantes), pero, como ocurre en la mayoría de las canciones de Whispers, las sutiles sorpresas de Rosenberg desprenden una frescura muy especial. El cantante alterna las estrofas con un resonante gancho instrumental sobre un tom-tom retumbante que da a la canción un ritmo vagamente internacional. Tanto las baladas casi susurradas (“Golden Leaves”, “Whispers”) como los temas más rítmicos y enérgicos (“Start a Fire” o “Bullets”, en la que se acompaña de una armónica) revelan detalles inesperados y estratégicamente situados. El secreto de su encanto bien podría estar en la letra de la brillante y luminosa “27”, en la que Rosenberg lamenta con un ojo guiñado que ha “escrito 600 canciones para cantar sólo 12”. Está claro que se guía por el mejor de los criterios.