Gustav Holst se convirtió en una figura esencial de la música inglesa gracias a la vitalidad rítmica de su música y sus colores armónicos, inspirando a generaciones de compositores entre los que se incluyen Britten, Tippett y Birtwistle. Nacido en 1874 en Cheltenham, Holst tuvo problemas de salud desde la infancia y empezó a tocar el trombón para controlar su asma. Estudió música y obtuvo una inestimable experiencia orquestal de primera mano mientras interpretaba a Richard Strauss bajo la batuta del propio compositor. También estudió las partituras de innovadores compositores rusos y franceses como Borodin, Rimsky-Korsakov o Ravel. The Planets es, sin duda, la demostración más espectacular de sus habilidades orquestales. Sin embargo, consternado por la fama que esta pieza le reportó, decidió optar por un estilo más frugal y conciso, que culminó en el poema sinfónico Egdon Heath. La calidez de sus 12 Welsh Folk Songs y la encantadora “O Spiritual Pilgrim” sugieren el descubrimiento de una nueva y rica veta de creatividad, contrarrestada por la alegría sardónica de su última ópera, The Wandering Scholar, y un scherzo, el único movimiento que completó para una sinfonía proyectada antes de su muerte en 1934.