“Mamma Mia”, “Dancing Queen”, “Super Trouper”, “Waterloo”… Las canciones de ABBA siguen hoy, como en los 70, enamorando a la primera escucha y tan plenamente vigentes como entonces. Ya fuera por la irresistible combinación de melodías superpegadizas, su complejidad técnica y su sofisticación, o por el carisma de sus integrantes, los suecos Agnetha, Björn, Benny y Anni-Frid (cuyas iniciales formaron el acrónimo que dio lugar al nombre de la banda), lo cierto es que el cuarteto logró coronarse como uno de los conjuntos más icónicos del pop del siglo XX. Formados en Estocolmo en 1972, lo tenían todo para triunfar. Ellos eran unos productores con tanta ambición como talento y ellas hacían gala de unas voces capaces de interpretar cualquier tema con una carga emocional extraordinaria. Por aquel entonces se trataba de dos matrimonios, aunque ninguna de las dos parejas consiguió superar un salto al estrellato como el suyo y acabaron en ruptura en el momento de máximo apogeo de la formación, lo que se tradujo en unas composiciones más introspectivas que, sin duda, aportaron profundidad a una discografía repleta de hits luminosos. Con siete álbumes publicados entre 1973 y 1982, lograron mantenerse en la cima durante toda una década hasta su disolución. Su legado deja para la posteridad temas inolvidables que han hecho cantar, bailar y emocionarse a millones de personas en todo el mundo y forman parte de la banda sonora vital de varias generaciones.