La curiosidad intelectual y el supremo virtuosismo del pianista András Schiff hacen que hasta las piezas más exigentes parezcan surgir sin esfuerzo de sus dedos. Nacido en Budapest en 1953, estudió en la prestigiosa Academia de Música Franz Liszt, donde desarrolló una disciplina férrea como intérprete, algo que más adelante le permitió introducir un irresistible elemento de fantasía controlada en su estilo, especialmente al abordar la música de los clásicos vieneses. Schiff se ha dedicado casi exclusivamente a las grandes obras del repertorio. En sus ciclos completos de las sonatas de Beethoven, Mozart y Schubert no hay una sola nota que suene superflua, y su penetrante interpretación de Bach hace contrastar la integridad estructural con una deliciosa extravagancia que aparece en los momentos indicados. La contagiosa combinación de seriedad y humor de Schiff queda reflejada también en su serie de conferencias y clases maestras en internet. El nombre del conjunto que fundó en Vicenza en 1999, la Cappella Andrea Barca (Schiff significa barco en alemán), es una muestra más del espíritu juguetón que define su estilo.