Surgidos de las tinieblas del postpunk en la Zaragoza de mediados de los 80, Héroes del Silencio definieron una era del rock español en la década siguiente y se convirtieron en una de las pocas bandas de la escena en alcanzar verdadera repercusión internacional. Su debut, el EP Héroe De Leyenda de 1987, tiene un aire pop que desaparecería con El Mar No Cesa, un álbum marcado por las melodías épicas de Bunbury y el inagotable arsenal de riffs del guitarrista Juan Valdivia. Senderos De Traición, su segundo álbum, abandona parcialmente la oscuridad heredada de The Sisters of Mercy y The Cure para acercarse a un hard rock de largo alcance y estribillos tan épicos como los de “Entre Dos Tierras” o “Maldito Duende”, las canciones que llevaron su música al gran público de ambos lados del Atlántico. Los primeros años de la década de los 90 fueron de expansión en todos los sentidos: tanto geográfica, con sus ambiciosas giras por Europa y América Latina, como musical, con la publicación de El Espíritu del Vino (1993), cuyas canciones conectan el bagaje ochentero de la banda con la intensidad eléctrica de The Doors y otros clásicos de los 60 y los 70. El cuarteto original incorporó al mexicano Alan Boguslavsky como segundo guitarrista antes de la grabación de Avalancha (1995), un álbum que combinaba letras de creciente sofisticación con el sonido directo y contundente que capturó el legendario Bob Ezrin, productor de Alice Cooper y los Pink Floyd de The Wall. La banda anunció su separación temporal al año siguiente y, más allá de una breve gira en 2007, la decisión terminó siendo definitiva. En los años transcurridos, Bunbury ha grabado una larga lista de álbumes tan fascinantes como heterodoxos sobre los que todavía planea el fantasma de una banda que bajó el telón cuando aún estaba en la cumbre.