El concierto homenaje a Canito, que tuvo lugar en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid el 9 de febrero de 1980, marcó no solo el comienzo oficioso de la llamada movida madrileña, sino también el de la singladura de Los Secretos. Fue entonces cuando los hermanos Javier, Enrique y Álvaro Urquijo, compañeros del difunto cantante y batería en el grupo Tos, incorporaron a Pedro Antonio Díaz y decidieron seguir adelante bajo el nombre con el que se convertirían en una de las bandas más populares de la historia del pop rock en España. Los Secretos llegaron a editar un EP y tres álbumes de estudio con el sello Polydor antes de sufrir su primera gran crisis tras la muerte de Díaz en un accidente de tráfico en 1984 y la posterior marcha de Javier. En 1986, Enrique decidió cambiar el rumbo del grupo y dar un aire más cercano al country a su melancólico sonido, inaugurando con El Primer Cruce su etapa de mayor éxito comercial. La década de los 90, durante la cual Enrique compaginó su actividad en Los Secretos con la puesta en marcha del proyecto paralelo Los Problemas, dejó para el recuerdo álbumes tan emblemáticos como Adiós Tristeza (1991) o Cambio de Planes (1993), pero también la trágica muerte en 1999 del añorado vocalista. Pese a las dudas sobre su futuro, Los Secretos lograron sobreponerse a tan duro golpe y, tras varios álbumes y giras de homenaje a Enrique, se refundaron una vez más con Álvaro al frente de una formación que, lejos de caer en el olvido, ha mantenido su enorme popularidad e incluso la ha extendido al otro lado del Atlántico.