Hasta la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, la carrera del director Valery Gergiev (Moscú, 1953) se encontraba en un ascenso prácticamente ininterrumpido hacia la eminencia artística. Alumno del legendario Ilya Musin, Gergiev se convirtió en director asistente en el prestigioso Teatro Kírov (ahora Mariinsky) de San Petersburgo con veintipocos años y una década más tarde asumió su dirección. En aquella época, realizó para Philips una serie de grabaciones de sus producciones que fueron muy celebradas por la crítica, entre ellas Boris Godunov de Mussorgsky y Guerra y paz de Prokofiev. Estas llamaron la atención más allá de las fronteras rusas y establecieron la reputación de Gergiev como un apasionado de la música de su país. Aparte del ámbito operístico, forjó una relación especialmente estrecha con la Orquesta Sinfónica de Londres, convirtiéndose en su director principal en 2007. Si bien la crítica en algún momento lo ha acusado de ser descuidado y pasar por alto detalles sutiles, pero esenciales, sus interpretaciones de sinfonías como las de Prokofiev, Mahler y Tchaikovsky confirman su extraordinario talento. En 2022, su negativa a condenar la invasión rusa de Ucrania provocó su salida de la Orquesta Filarmónica de Múnich, donde era director musical, y muchas otras cancelaciones. Sigue siendo director artístico del Teatro Mariinsky.