Los disparos que acabaron con la vida de Jahseh Dwayne Ricardo Onfroy el 18 de junio de 2018 no solo segaron la vida de un chaval que apenas acababa de asomarse a la veintena, sino que también enmudecieron una de las voces más personales y controvertidas del emo trap. Su versatilidad a la hora de incorporar elementos de géneros aparentemente antagónicos como el R&B, el nu metal o el punk rock a su particular forma de rapear empezó a hacerse notar en 2016 con el sencillo “Look At Me!”, aunque fue su álbum debut, 17 (2017), el que lo elevó a la cúspide del trap y le proporcionó sus dos primeros discos de platino. La descarnada vulnerabilidad con la que exponía sus demonios internos en válvulas de escape emocional tan sinceras y reveladoras como “SAD!”, “Save Me” o “Depression & Obsession” conectó especialmente con sus fans más jóvenes, plenamente identificados con la incómoda dicotomía en la que se movía un artista atrapado entre la depresión, el autodesprecio y la violencia. ? (2018), un álbum grabado durante el arresto domiciliario que le impusieron a la espera de su juicio por asalto con agravantes a una mujer embarazada, fue publicado pocos meses antes de su asesinato y se convirtió en su epitafio musical, aunque a título póstumo aún habrían de ver la luz SKINS (2018) y Bad Vibes Forever (2019).