Eterno trovador solitario, Silvio Rodríguez lleva más de cinco décadas dibujando tiernas y apasionadas baladas con su inseparable guitarra y su ya icónico estilo, inmediatamente reconocible para varias generaciones de melómanos a los que ha emocionado, sobrecogido y conquistado con su inagotable poesía, sus férreos ideales revolucionarios y sus indelebles melodías. Artífice de una obra tan rica como profunda, el cubano le ha cantado a muchas cosas de muy diferentes maneras, desafiando dogmas y convenciones y esquivando cualquier posibilidad de encasillamiento gracias a la riqueza de un inabarcable cancionero que aquí hemos intentado sintetizar de la mejor forma posible.