Black Flag revolucionó la cultura underground con su debut. En 1981, cuando publicaron este mandamiento pétreo, ya encarnaban la definición de culto. Las cuatro barras, sus letras y el huracán hardcore que ellos comandaban en primera línea conformaban un furioso ejército contracultural. Henry Rollins se estrenaba como músculo vocal en este primer disco y la brutalidad engendrada perfilaría el punk más punk de la historia, en una fugaz saga de pogo, sangre y hermandad.