Fragmentos de un Blues Bizarro

Soy poeta. Bueno, no precisamente, en realidad solo he publicado un par de poemas en una revista literaria….


Así da comienzo una narración no lineal sino fragmentaria y que se desarrolla como un blues, como un lamento bizarro.


Andrea, una poeta en ciernes, es poseída por Julia, un personaje que la impele a escribir –aún contra su voluntad– una novela, en la que el personaje hace que la autora cuente episodios de su vida que hubiera preferido no mencionar nunca: la ausencia del padre, el despertar a la sexualidad que derivaron en una larga lista de amantes, el haber vivido la discriminación racial y de clase, la imposibilidad de ser madre y su epilepsia un padecimiento que marca la pauta de su conducta y de su vida. 

 

Julia, la protagonista conoce a Ángel funcionario cultural y a Julio (o Bruno) bailarín que ha hecho su carrera lidiando con prejuicios y pobreza. Ambos son homosexuales. Con ellos aprende lo que es ser querida y respetada y descubre el brillo de enfrentar las vicisitudes de la vida con el recurso de la risa. Pero un día harta de la censura que le impone Andrea -la escritora-  para narrar los hechos, decide liberarse de la autora y entonces el personaje cuenta por sí mismo su historia.

      

 Julia y Julio (o Bruno) entablan una relación amorosa peculiar, pues a pesar de que él es homosexual y ella heterosexual han logrado conectar sus almas en lo más profundo y los dos reconocen que se aman, con un amor distinto al convencional.

  

Con ironía, Patricia Camacho Quintos se refiere al interior de los procesos de creación literaria, a lo que es la vida en los talleres de literatura y a lo que, finalmente, es o no es una novela. Y todo ello teniendo como eje una aguda reflexión en torno a la identidad.