André se había atrevido a grabar sus propias canciones. Volaba solo, la banda de su adolescencia quedaba atrás y había publicado ya dos discos en un período de tres años. Pero este portugués, en lugar de enmarañarse en la maquinaria del negocio musical, decidió poner tierra de por medio y viajar reflexionando sobre su destino. Así se gestó este álbum de título homónimo; una autobiografía sonora en la que el músico nos guía por sus alegrías y sus sombras al acústico ritmo de su melodía.