Ignorados por la crítica y los grandes medios durante buena parte de su carrera, Camela reinventaron la rumba pop de Los Chichos y Los Chunguitos para una nueva generación en los últimos años del siglo pasado. Ángeles, Dioni y Miguel Ángel, amigos del barrio madrileño de San Cristóbal de los Ángeles, grabaron su primera maqueta en 1992, una colección de lo que pronto se conocería como tecnorumba y que distribuyeron personalmente. La fórmula que los convertiría en uno de los grupos más vendedores de las tres últimas décadas ya estaba presente en Lágrimas de Amor, su debut de 1994: melodías pop, bases electrónicas y rumba flamenca con mayor presencia de los teclados que de la guitarra. Sus letras, igual que hoy, retratan la realidad romántica y material de sus millones de fans con engañosa sencillez. El trío, convertido en dúo tras la salida de Miguel Ángel en 2013, ha mantenido un ritmo de trabajo prodigioso desde entonces. Hasta hace poco, sus álbumes se sucedían al ritmo de uno por año y, entre “Corazón Indomable”, “Cuando Zarpa El Amor” y otros éxitos emblemáticos, su música se ha ido abriendo a nuevos sonidos, como por ejemplo los arreglos ambient y el aire jazzístico de Laberinto de Amor en 2008. Rebobinando (25 Años), un recopilatorio de 2019 en el que participaron artistas tan diversos como Javiera Mena, Taburete o David Bisbal, da buena idea de su lugar en la escena. Hoy, Camela son una institución musical y su historia es en muchos sentidos una de las mayores odas a la independencia (creativa, empresarial y mediática) del pop español.