Joan Sebastian alcanzó la fama con sus rancheras románticas y quedó inmortalizado como un símbolo de México. Pero su influencia fue más allá de los clásicos, y abarcó géneros que iban de los corridos y el sonido grupero a las baladas y el pop latino. José Manuel Figueroa escribió su primera canción, una oda a su ciudad natal (“Juliantla”), a finales de los 60, cuando aún era adolescente. No se convirtió en Joan Sebastian sino hasta 1977. Al tiempo en que empezaba a cosechar sus primeros éxitos, compuso muchos otros para Vicente y Alejandro Fernández, Antonio y Pepe Aguilar, Rocío Dúrcal y otros gigantes de la música mexicana. Más allá de la diversidad estilística, lo que siempre definió sus canciones fue una sensibilidad especial para capturar las luces y sombras del amor en un lirismo cercano. Alcanzó la cima de la popularidad en los años 90 cuando grabó uno de sus temas más recordados, “Tatuajes” de 1996. Y se volvió indiscutible cuando, en el año 2000, publicó el premiado disco Secreto de Amor, con la canción que dio título al álbum y distinguió la famosa telenovela del mismo nombre. Otros clásicos que se desprendieron de ese álbum fueron “Un Idiota” y “Me Gustas”. En la década siguiente no dejó que la enfermedad pusiera freno a su carrera y hasta su muerte, dejó composiciones que nos acompañan hasta nuestros días.