“Amor amarillo” sorprendió a propios y extraños, no sólo por la tensión que había al interior de Soda Stereo cuando Gustavo Cerati decide lanzar un proyecto en solitario, sino porque el sonido se alejaba rápidamente de aquel que conocían tan bien los fans del grupo. En este álbum de corte muy íntimo, el músico argentino emprendió una exploración de géneros como el dream-pop, el pop, la electrónica y el folk psicodélico. El resultado es una obra cálida, como se escucha en el tema homónimo; a la vez que emotivo, como en “Te llevo para que me lleves”.